ROBO DE CARGA EN MÉXICO: RUTAS ROJAS, CIFRAS Y LAS MERCANCÍAS MÁS CODICIADAS
Entre 2023 y 2024, el robo al transporte de carga en México creció de forma sostenida.
Se estima que el robo al transporte de carga en México, presenta entre 13,000 a más de 15,000 incidentes anuales. Más del 80% se cometieron con violencia, lo que coloca a este delito como uno de los riesgos más serios para la operación logística nacional.
Los alimentos y bebidas lideran las estadísticas con el 29% de los casos; en este rubro, la cerveza es el objetivo principal, con un 77% de los robos en bebidas alcohólicas. Le siguen los materiales de construcción e insumos industriales (12%), la mercancía miscelánea (11%), las autopartes (5–7%), la ropa y calzado (4%) y los farmacéuticos (4–6%).
Los estados más afectados son Estado de México, Puebla, Guanajuato, Jalisco, Veracruz y Michoacán, con rutas críticas como México–Puebla–Veracruz, Arco Norte y México–Querétaro. El impacto económico se mide en miles de millones de pesos y afecta tanto a empresas como a operadores, que enfrentan riesgos crecientes en carretera.
¿Por qué hoy es más peligroso mover mercancías en México?
La tendencia es clara: los robos van en aumento y son más violentos. Overhaul reportó 20,746 incidentes en 2023 (+3.1% vs. 2022), CANACAR estimó 13,000 (+5%) y CONATRAM calculó 15,937 en 2024 (+9.15%).
El fenómeno también ha cambiado de mapa. En los últimos años, la incidencia se ha desplazado hacia el centro-oriente, con aumentos notables en Puebla y Bajío. Hay picos estacionales en junio y noviembre, coincidiendo con mayor movimiento de mercancías. La combinación de violencia, uso de tecnología por parte de los delincuentes y concentración en rutas estratégicas hace que mover carga en México sea más riesgoso que nunca.
De la cerveza a los microchips: ¿qué busca el crimen organizado?
Los ladrones priorizan mercancías de alta rotación y fácil reventa. En alimentos y bebidas, la cerveza domina por su demanda y rápida colocación en el mercado informal. Los materiales de construcción y metales (acero, cobre, cemento) son objetivos constantes por su valor y mercado paralelo. En misceláneos entran electrónicos, línea blanca y cigarrillos, todos de alto valor por volumen. La ropa, calzado y textiles ofrecen discreción y venta inmediata, mientras que las autopartes abastecen talleres informales y el mercado negro.
Medicamentos y equipo médico, aunque con menor porcentaje, representan robos dirigidos por su alto valor y riesgo sanitario. Agroquímicos y fertilizantes suben hasta un 43% en temporada alta, y los hidrocarburos siguen siendo un blanco recurrente en carreteras y trasvases.
Mapa del peligro: los corredores y zonas rojas del transporte
El Estado de México concentra entre el 27% y 28% de los robos, en puntos como Cuautitlán, Tepotzotlán y el Circuito Exterior Mexiquense. Puebla sigue con el 19–21%, sobre todo en Esperanza y San Martín Texmelucan, mientras que Veracruz alcanza el 7%, afectado por rutas al puerto y al sureste.
En el Bajío, Guanajuato registra el 8% con focos en Irapuato–Querétaro y colindancias con Jalisco y Michoacán. Jalisco (6–7%) sufre en rutas desde Manzanillo y Guadalajara–Aguascalientes, y Michoacán (5–6%) en Morelia–Celaya y la autopista Siglo XXI.
Otros puntos críticos incluyen el Arco Norte en Hidalgo, México–Querétaro (Tepeji–Atitalaquia) y Puebla–Orizaba. Las paradas no autorizadas y zonas urbanas con tráfico denso incrementan el riesgo.
Curtainazo, retén falso y jammer: las tácticas detrás del robo
El asalto armado en ruta es la modalidad más común, con el 74% de los casos mientras el camión está en movimiento. Los delincuentes usan inhibidores de GPS para evadir el rastreo, montan retenes falsos o simulan accidentes para detener a los operadores, y aplican el curtain cutting para robar parcialmente la carga.
Otra técnica es el desenganche de remolque, llevándose solo la caja, o la complicidad interna, donde se filtra información y se facilita el robo desde dentro.
Más que mercancía perdida: el verdadero costo para el país
Las pérdidas directas superan los $2,300 millones MXN al año en mercancía, sin contar lo no denunciado. Las empresas enfrentan primas de seguro más altas, coberturas limitadas y costos adicionales por custodias y seguridad. Las interrupciones de suministro afectan la producción y el abasto, y el déficit de 70–80 mil operadores se agrava por el riesgo en carretera.
A esto se suma el daño a la reputación y la confianza de los clientes, lo que puede traducirse en pérdida de contratos y oportunidades de negocio.
¿Cómo blindar la ruta? Tecnologías y alianzas que marcan la diferencia
Las empresas han adoptado telemetría avanzada y monitoreo 24/7 para detectar desviaciones y generar alertas inmediatas. Las geocercas delimitan rutas seguras y la tecnología anti-jammer responde a la interferencia con protocolos de seguridad, como frenado o bloqueo remoto.
Las cámaras a bordo y botones de pánico transmiten en vivo y alertan en tiempo real, mientras que los candados inteligentes y sellos electrónicos evitan aperturas y desenganches no autorizados. El uso de doble operador y restricciones de horario reducen la exposición, y la colaboración público-privada permite compartir información y coordinar operativos.
En el horizonte, innovaciones como drones de vigilancia e inteligencia artificial prometen reforzar la protección del transporte de carga en México.